Museo Arqueológico de Apaxco

 Larga es la tradición histórica de Apaxco, en el Códice Boturini muestra a los aztecas haciendo una escala de 12 años en este rincón del actual estado de México durante su peregrinación desde la mítica Aztlán hasta el Valle de México donde, 110 años después de encender el Segundo Fuego Nuevo en Apaxco, habrían de fundar la poderosa y maravillosa ciudad de Tenochtitlan en 1325.

 Así en Apaxco, llamar la atención no es solo el significado del nombre, sino la referencia histórica de una población fija en Apaxco desde principios del siglo XIII, más extraordinario aún resulta la evidencia que nos proporciona el importante acervo arqueológico albergado en su Museo, una secuencia ininterrumpida de cuando al menos al formativo medio ( 800-200 a.C. )  hasta nuestros días.

 El Museo Arqueológico de Apaxco, un proyecto hecho realidad cuando se aportan esfuerzos diferentes hacia un noble fin. El Museo pudo concretarse gracias a la donación desinteresada que hizo la población de Apaxco, al patrocinio económico de la Cía. Cementos Apasco S.A. de C.V., al apoyo económico y logístico del H. Ayuntamiento de Apaxco de Ocampo (1988-1990) y a la participación del Instituto Mexiquense de Cultura, en la clasificación de material, diseño y realización del guión museográfico y dirección general de la obra (Ing.  José Yurrieta Valdez).

                                           Museo Acervo Arqueológico

 Museo Arqueológico de Apaxco se fundó un 13 de Octubre de 1990, con una exposición permanente, compuesta por objetos variados, figurillas del horizonte preclásico o formativo (1500 a.C. a 200 d. C.) hasta piezas de origen colonial. 

    Piezas del acervo arqueológico, conjunto de figurillas, representan personajes ataviados con capas y turbantes, algunas aún conservan su pigmento rojo, destacan algunas con su porta brazaletes, collar y orejeras, las caracteriza una escotadura anuar en cada pierna y una proveniente nariz.

 Figura antropomorfa  femenina que data del formativo inferior (1500-800 a. C.) luce un complicado peinado, ajorcas, collar y orejeras; fueron logrados gracias al método del pastillaje al igual que los que los ojos y la nariz, se representaban desnudas o semidesnudas con piernas voluminosas, dando poca atención hacia las manos y pies, estas figurillas representaban la fertilidad y eran enterradas en campos de cultivo o como ofrenda de los muertos.

                                                   

Pieza que representa a Huehueteótl, escultura basáltica de típica manufactura teotihuacana, dios del fuego, un dios muy antiguo  del centro de México, es representado como un anciano con un bracero en la cabeza y solo dos dientes en la encía.

Otra espectacular y sobresaliente pieza del museo Arqueológico de Apaxco, es un bello recipiente tallado en basalto de un ritual, se trata de un Octecómatl o Vasija de Pulque, tiene a cada lado del cuerpo dos asas verticales en forma de placas onduladas, tiene una nariz de luna característica de los dioses del pulque, se conoce como Centzontotochtli los cuatrocientos conejos.

                                                HISTORIA DEL DESOLLAMIENTO

 Otra deidad bien representada es Xipe Totec, nuestro señor desollado cuenta el Museo con tres esculturas que representan en buen estado de conservación y fragmentadas por lo menos, dos de ellas fueron encontradas en 1976 frente a la explanada del palacio municipio cuando se realizaban obras de drenaje.

Son imágenes de Dioses o sacerdotes consagrados a su culto, se representa como un hombre que viste la piel de un sacrificado, era dios de la primavera, del renacedor  de la vegetación, se le consideraba causante de enfermedades de la piel y ojos, su fiesta se llevaba a cabo en el mes de tlacaxipehualitztli (desollamiento del hombre).  

                                                                                                                                 

                                             

El ritual consistía en que varios jóvenes bailaban y simulaban un combate portando la piel desollada, recibían regalos y daban "buena extensión"  y "suerte" a los niños que cargaban en sus brazos.

Cuando danzaban con la piel de otro individuo el pueblo en seña de gratitud les lanzaban codornices muertas, miles eran las que caían. 

 

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