Inauguran los Juegos Paralímpicos de Beijing 2008.

Beijing, China
Domingo 7 de Septiembre de 2008.

El toque de la tecnología de China hizo vibrar a más de 70 mil personas que se congregaron en el llamado Nido de Pájaro en Beijing, para mostrar la otra cara del deporte, el que abre sus puertas a personas con capacidades diferentes. Y ahí, en el escenario que cubrió una vuelta de 400 metros, se vieron arropados 68 mexicanos en el desfile de la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos 2008, en los que participarán selecciones de 147 países. La otra China abre sus espacios y deja volar el espíritu por una cultura más sólida para quienes buscan un sitio en el deporte adaptado mundial.

A lo lejos apreció Saúl Mendoza, el fondista mexicano quien encabezó a la delegación nacional que tomará parte en esta justa que arranca el lunes y la cual marcará su adiós de las pistas y de la ruta. Sombreros de charro que lucieron algunos deportistas mexicanos durante el desfile, provocaron una lluvia de luces de las tribunas, los flashazos adornaron aun más las tribunas del escenario sede de la justa que convoca el Comité Paralímpico Internacional.

Los mexicanos aparecieron en escenario multicolor en el lugar 141, cuando el sonido local anunció su paso, fueron recibidos con aplausos, las pantallas gigantes en el inmueble chino dejaron lucir a los deportistas con sombreros de charro.

Vestidos con traje en color crema, los mexicanos saludaban a los miles de asistentes quienes también fueron parte del espectáculo que China preparó para recibir a las 147 delegaciones en este movimiento. Los fuegos artificiales retumbaron en el estadio, ante la exclamación al unísono de los miles de personas, en su mayoría chinos.

La otra China abrió los brazos y con gran sentido humano dio muestras de su calidez y del respeto por la cultura para las personas con capacidades diferentes. El deporte como un vehículo no sólo de hermandad, sino de desarrollo y superación es su bandera. Esta noche la hizo ondear para que todo el mundo la observara.

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En el centro del escenario fueron iluminados 320 bailarines que padecen sordera. Sin embargo, sorprendieron con el movimiento cadencioso de sus manos y sus cuerpos al ritmo de la suave música de “Hello my Stars”, al tiempo que en las pantallas gigantes en el estadio aparecían la letra de la canción en inglés y en mandarín. “Heaven Song y Let me be with you” también sonaron dulcemente en el escenario que fue dedicado para quienes viven permanentemente realizando un doble esfuerzo y convencerse a sí mismos que la discapacidad no los hace diferentes. Y el deporte es parte de ese reto cotidiano.

Los chinos prepararon una ceremonia llena de la cultura por la discapacidad. Presentaron sólo el inicio de lo que han preparado para hacer más grande el movimiento paralímpico en el mundo. El momento cumbre llegó cuando la deportista invidente Pin Yali, primera medallista de oro paralímpica de China, entregó el último relevo de la anorcha a Hou Bin, quien con la fortaleza de sus brazos jaló y jaló la cuerda que lo subiría hasta llegar a lo alto del estadio y encender el pebetero. La pantalla gigante dejó ver ese esfuerzo, cargando su propio cuerpo en la silla de ruedas. Hasta sentir la altura.

Xie Xie (gracias), decía en mandarín Liu Qi, presidente del Comité Organizador de los Juegos Paralímpicos, a todos quienes entendieron el mensaje de los chinos por llevar el deporte para todas las personas.